Baer Dölum, Islandia, 1943
Ámsterdam, Países Bajos, 2024
A lo largo de los últimos cuarenta años, Hreinn Fridfinnsson (1943, Islandia) ha forjado un estilo delicado y personal, de espíritu conceptual y tono lírico, humilde en lo material y, sin embargo, de efectos poderosos y, sobre todo, en armonía con la poesía oculta y las misteriosas epifanías latentes en el interior de nuestra experiencia del mundo.
La obra de Fridfinnsson se mueve con facilidad entre los distintos medios, como la fotografía, la escultura, los textos, las instalaciones y, en los últimos tiempos, el vídeo. A menudo se estructura en torno a las dualidades y las inversiones: entre la izquierda y la derecha, el pasado y el presente, lo cercano y lo lejano, lo interior y lo exterior, lo lleno y lo vacío, la luz y la sombra, lo visible y lo invisible, los sueños y la vigilia. De ahí la frecuencia con la que Fridfinnsson emplea los espejos, que no solamente reflejan (y por tanto duplican), sino que también invierten lo que se ha duplicado. Otros motivos de la obra de Fridfinnsson incluyen los sueños, la literatura, la música y el paso del tiempo.
Cuando trabaja con los objetos, Fridfinnsson explora a menudo las cualidades materiales y las texturas de los propios objetos, así como los campos perceptivos, como las sombras y los reflejos, que se generan mediante su emplazamiento concreto. Fridfinnsson utiliza con frecuencia materiales sencillos, como palos para remover botes de pintura, cristal transparente o simples cartones, que no llaman la atención tanto sobre sí mismos como hacia los efectos fugaces que crean. Estas esculturas, en las que la manipulación de Fridfinnsson se limita a un mínimo no intrusivo y no obstante preciso, se apartan de la alegoría y de la metáfora para destacar, en primer plano, el impacto de su presencia física, inmediata.