Galería Elba Benítez

Las primeras obras de un artista establecido siempre poseen una fascinación particular, especialmente porque ofrecen una visión de sus preocupaciones centrales – a veces no desarrolladas, otras veces sin filtrar y, más a menudo, ambas simultáneamente -, que se encuentran en el corazón de un trabajo más amplio y de mayor alcance. En el mejor de los casos, como en las obras que se muestran en Obra Temprana / Early Works, esas inquietudes serán constantes (aunque no siempre sean evidentes de inmediato, emergiendo y desapareciendo como el Río Guadiana) durante el transcurso de una carrera marcada por cambios y renovaciones de estilo, formato y materiales. Experimentar estos primeros trabajos en una fecha posterior, a la luz del trabajo que seguiría, implica mirar tanto hacia adelante como hacia atrás en el tiempo. Interpretamos el pasado a través de la lente del presente, pero es el pasado el que ha moldeado la curvatura de esa lente presente. El trabajo inicial favorece nuestra comprensión y mejora nuestra apreciación del trabajo posterior; y, sin embargo, ni siquiera podemos ver en gran medida este primer trabajo sin las superposiciones de la presencia del trabajo posterior. Pasado y presente, memoria e inmediatez, se tuercen en una escalera de Escher que siempre regresa a sí misma. La bellota sostiene al poderoso roble; el poderoso roble fue una vez una bellota. Es casi una paradoja y, sin embargo, paradójicamente, tampoco es una paradoja. El arte, ya sea temprano o tardío, está hecho por los artistas, no al revés. Esa es la constante real. El centro se mantiene.

Tomemos, por ejemplo, Cercle acromàtic de Ignasi Aballí. La obra data de 1992, solo un año después de la primera exposición individual del artista en la Galería Elba Benítez (una exposición titulada Tiempos, nada menos). Sin embargo, ya podemos ver cómo este pintor apóstata lleva los impulsos de su vocación a la creación de imágenes pero mediante un que deja la pintura en sí misma «fuera de la imagen». Y vemos que lo hace literalmente haciendo de la transparencia (lo que no se puede ver) un elemento operativo y empleando la no intervención (lo que no se hace) como su medio de intervención. O Untitled de Cristina Iglesias de 1986, que data de su primera época en Madrid. En esta obra ya podemos observar la combinación de fundamento y ligereza, de tradición que soporta peso y modernidad inquisitiva, de fuerza y delicadeza; combinaciones que se verán más adelante y de innumerables formas a lo largo de la carrera de Iglesias. O Pictures of Holes de Vik Muniz, de 1997. Incluso en esta fecha relativamente temprana en la práctica del artista brasileño, ya se puede ver su característica subversión, su destreza y astucia de doble filo, ambos exquisitamente afilados. Es esto lo que infunde un trabajo tan engañosamente simple: parte dibujo, parte escultura, y, en última instancia, una fotografía, con su irresistible inestabilidad, una cualidad de la que Muniz continuará sacando provecho una y otra vez.

Estos son solo algunos ejemplos de los muchos que se muestran en esta exposición histórica en más de un sentido, que lleva a la doble cara de Janus: parte conmemorativa del pasado, parte visión del futuro, celebración en ambos casos, y tan acertadamente titulada Obra Temprana / Early Works.

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