Octubre - Noviembre, 2025
La historia del ojo
Mariano Sigman (Buenos Aires, Argentina, 1972) y Mariano Sardón (Bahía Blanca, Argentina, 1968)
Comisariada por Valentín Vallhonrat
La constatación de que la visión no permite formar las imágenes de una sola vez, que la realidad no es una, constante y duradera, de que nuestra mente ojo/cerebro se ocupa de procesar los datos que se originan con el impacto de la luz reflejada en la retina y que ese procesado constante de datos se convierte en la representación de un relato que llamamos imagen, que llamamos realidad, no es una novedad.
Mariano Sigman (Buenos Aires, Argentina, 1972) y Mariano Sardón (Bahía Blanca, Argentina, 1968), Neurociencia y Arte, investigadores académicos, unidos para desentrañar el modo en que construimos las imágenes a las que atribuimos la categoría de realidad. Observadores y registradores del proceso complejo por el cual nuestro cerebro transforma los impulsos lumínicos en datos interpretables, en cómo actúa la memoria en la retención de imágenes latentes.
Ambos han escrito los algoritmos que permiten analizar el tiempo, la posición en la que se detiene nuestra mirada y el tiempo que destinamos a fijarnos en los detalles de nuestro interés, en la composición del color que asignamos a cada dato que captura nuestra retina y todo ello convertido en datos. También han formulado los algoritmos que se ocupan de ordenar y distribuir los datos en una superficie plana, (lienzo, papel…) o en un sensor que permita construir una imagen digital, compuesta por la representación formal de estos datos.
A las preguntas sobre qué forma adquiere la información que registran los ojos, o mejor dicho, cómo organizamos los datos que nos permitan construir formas, como establecemos límites y contornos con los que poder singularizar dónde comienza una forma y dónde termina, sus límites, sus contornos. Dónde definimos los objetos, las personas, como los singularizamos
y los fijamos como reales, nos responden con la aplicación de los datos en lienzos y monitores. Los objetos mudan sus contornos, su definición, la transparencia, intensidad, saturación y contraste del color, y el movimiento de los ojos determina una danza continua que nos ofrece el eco y rastro de la formación mental de los objetos, las imágenes de las cosas que generan nuestras operaciones de percepción.
No vemos con el ojo las memorias emocional y visual, necesarias para mantener imágenes latentes que nos permitan creer que las imágenes tienen continuidad. La velocidad de captura de imágenes que nos ofrece el sistema retina-cerebro (30 imágenes por segundo) y la cinemática del ojo, sus movimientos y trazado, que sugiere la expresividad del ojo es el campo de trabajo en el que los artistas observan las operaciones del ojo, registrando su posición a una velocidad de dos mil datos por segundo. Esta velocidad de registro les permite conocer la historia de cada mirada. Se trata de poder revisar la historia del ojo a través de las dos mil micro fracciones por segundo que se obtienen como datos en el mismo tiempo en el que nuestra mente es capaz de procesar las 30 imágenes por segundo que le ofrece la retina. La observación de la vitalidad del ojo, sus movimientos, su dinamismo en el infratiempo que sucede entre cada una de estas 30 pulsiones retinianas que componen un segundo de nuestra visión genera un vasto campo de datos con los que componer los paisajes de entre los que surgen las imágenes que seleccionan los artistas neurocientíficos para ofrecernos estos planos liberatorios que conforman sus pinturas. Cada una de sus pinturas, dibujos y videos, además de su intrínseca belleza nos permite comprender la impermanencia de la realidad, la vertiginosa sucesión de datos que componen las imágenes a las que atribuimos categorías como solidez, permanencia y eternidad.
Para el proceso de captura de los datos que genera el ojo, (movimiento, velocidad, permanencia, color), la traducción en gráficos o la definición de los campos de color en los que insertar los datos registrados, los artistas han formado un taller en el que contar con un numeroso equipo de colaboradores. En la sala encontrarán los créditos de los artistas, coloristas, pintores, programadores, capturadores, operadores y fotógrafos y personas que han ofrecido que la mirada de sus ojos pueda ser analizada y registrada en su proceso de ver. Sigman y Sardón llevan décadas trabajando juntos analizando el modo en que generamos las imágenes a las que atribuimos la categoría de reales. Cómo y de qué están hechas.
La historia del ojo sucede en la representación del espacio/tiempo que se genera en la generación de los miles de datos que se obtienen al registrar el movimiento del ojo mientras produce las 30 imágenes por segundo a las que otorgamos la denominación “Visión”. Sardón y Sigman han vuelto sus ojos, su mirada hacia el proceso de formación de las imágenes mentales, han descompuesto el proceso en múltiples momentos, lo observan como quien analiza los movimientos de las mariposas, han capturado las infinitas transformaciones que se suceden en el universo de datos que requiere nuestro proceso de visión. Sus pinturas se detienen allá donde las secuencias de datos objetivos de la realidad donde reconocen patrones de interés, misterio y belleza. Su formación clásica les permite domar a las máquinas que registran y reconstruyen los movimientos oculares, la fijación de la vista en los puntos de interés, establece equivalentes inventados de los colores que formula la mente, en definitiva, el simulacro de realidad que constituye la visión humana.
Cada pieza de su trabajo constituye un paisaje de datos organizados con criterios artísticos entre los que la belleza subjetiva cumple un papel determinante.
Valentín Vallhonrat
Comisario