São Paulo, Brasil, 1961
Vive y trabaja entre Nueva York, Estados Unidos y Río de Janeiro, Brasil
Vik Muniz crea juegos y bromas visuales meticulosamente elaborados, que hacen disfrutar a los espectadores a la vez que suscitan cuestiones más reflexivas sobre la naturaleza y los mecanismos de la ilusión y la representación.
Muniz maneja materiales inusitados, como el chocolate, las cenizas, el polvo o pedazos de papel, con los que crea interpretaciones en trampantojo (habitualmente de obras de arte icónicas y de imaginería con resonancias culturales) que posteriormente fotografía dentro de su obra de arte final. Por lo tanto, las obras de Muniz, muy elaboradas, no son únicamente “legibles “ en varios niveles, sino que también atraen la atención hacia su propia legibilidad, comunicando una imagen sin ocultar el lenguaje (o, mejor dicho, la lingüística) de la imagen que comunica. Muniz mismo ha dicho: “Cuando la gente contempla una de mis fotografías, me gustaría en realidad que no vieran allí algo representado. Preferiría que vieran cómo algo llega a representar otra cosa.”
Más allá de su virtuosismo técnico y de su humor irreverente, la práctica característica de Muniz explora y se recrea en la inestabilidad que existe entre la reproducción mecánica y la artesana, entre el arte de élite y la cultura popular, entre lo efímero y lo imperecedero, entre lo codificado y lo reconocible.