Manzanillo, Cuba, 1981
Vive y trabaja en Madrid, España
Las pinturas de Alejandro Campins conjuran estados y espacios oníricos de paisajes insólitos y estructuras ambiguas, de realidad observada e imaginación ilusoria. En el trabajo de Campins, la técnica y la imaginería se conjugan para evocar armósferas ultraterrenas que sugieren el vacío pero que, al mismo tiempo, parecen llenarse de una potente carga psicológica tan poderosa como silenciosa.
Ejecutados principalmente al óleo (así como acuarela y lápiz), los lienzos de Campins exhiben una maestría de trazo y composición de raíces clásicas y una agudizada sensibilidad por los matices y tonos cromáticos. Su pincelada es sutil pero segura, emplea el color de manera tenue pero minuciosamente calibrada, desplegando superficies veladas con una apariencia avejentada que reflejan la imaginería del contenido de las obras.
En el trabajo de Campins sentimos que el pasado y el futuro se superponen, que el recuerdo y la imaginación se entrelazan, que la permanencia y la impermanencia coexiste. En última instancia, las pinturas, a través de su enigmática sencillez, emanan una cualidad intemporal: la intemporalidad de los sueños, de la memoria, de las ruinas, incluso de la muerte. En palabras de Campins: «Me interesan las formas sencillas que esconden grandes relatos».
Exposiciones institucionales
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2019XIII Bienal de la Habana. La construcción de lo posible
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